domingo, abril 30, 2006

Aquel transbordo mágico

En Barcelona existe una parada de metro que para hacer transbordo a otra linea has de pasar por un largo pasillo.

Caminas por debajo del asfalto dos manzanas y el sitio es parecido a los pasadizos de algun viejo hospital. Es ancho, con luz fría teñida de un verdoso-amarillento color y el techo está poblado de vigas que en ocasiones sirven para ver quien salta más alto y consigue darle con alguna parte de su cuerpo... Aunque suele a ver algún músico en medio del trayecto deleitandonos, o no, con su flauta o guitarra, el lugar suele ser triste por el ir y venir de cuerpos apresurados perdidos en el ambiente.

Hace algunos años alguien tuvo la genial idea de deleitarnos con un bonito poema de Jose Agustín Goytisolo. Escribió en cada viga una palabra y al pasar sonreías admirando la astucia de aquel desconocido que hizo de ese lugar un atractivo paseo, aunque no tuvieras que cambiar de línea.

El pomea se titula El lobito bueno y esta mañana me acompañan sus versos...

Erase una vez
un lobito bueno
al que maltrataban
todos los corderos.
Y había también
un principe malo
una bruja hermosa
y un pirata honrado.
Todas estas cosas
había una vez
cuando yo soñaba
un mundo al revés.

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