Agur lauburu agur...
Llevo varias horas buscándolo pero no aparece. Ni en el bolso, ni en el bolsillo, ni entre las hojas del libro, ni enredado entre los hilos. Y llegados a este punto, es el momento de admitir que se ha perdido, que ya no lo poseo si es que algún día fue mío.
Cinco años colgado de mi cuello. Desgastaba su brillo en mi piel cada segundo que moriamos juntos y todo ese cariño reciproco acabó ayer...
Ayer fue el día en el que nos despedimos sin decir adios. Ayer desapareciste jugueteando entre mis cosas y ahora al reflejo de mi cuerpo me siento desnuda sin ese trocito de cordón negro y tú brillando junto a mis huesos.
