viernes, enero 12, 2007

Una de libros


No sé, ni quiero imaginar la media de libros que podemos llegar a adquirir y devorar a lo largo de nuestra vida.

Nuestro primer contacto con la literatura suele ser, salvo en algunos casos, por obligación.

Con tres o cuatro años te daban una cartilla que debías aprender para el día siguiente y el gran esfuerzo, era juntar la "m" con la "a" y leer "mama" luego venía lo de... "Mi mama me mima mucho" y "Yo mimo mucho a mi mama", juegos de palabras aburridos para el que enseñaba y mucho más para los que intentabamos aprender.

Una vez sabido el abecedario, se abre un nuevo mundo para dejar volar la imaginación y entrar en la mágia del papel y las letras. Y así, vamos acumulando libros de texto, novela, teatro, filosofía, cómics, poesía, novela negra, narrativa, auto-ayuda y un largo etcetera de variados estilos. Muchos pueblan en las estanterías como atrayentes de polvo, otros irían como hacía el dectective Carvallo directos a la quema, algunos los ojeamos y volvemos a dejar por si pierden las letras y los más suertudos pasan por nuestras manos al menos tres veces a lo largo del tiempo.

Mi última adquisición, ha sido por medio de un sistema nuevo de compra de libros para mi. Suelo comprar a menudo por internet, pero un libro... nunca se me había ocurrido. Prefería perderme por la librería y ojear aquellos con las tapas llamativas, fotos de colores o nombres sugerentes. Por falta de tiempo últimamente, era casi imposible acercarme a la tienda sin que estuvieran cerrados o con el candado ya en la mano.

El libro en sí, al principio era como un compromiso. Si el autor decide pasar un día a cenar por casa le podría decir que lo tengo y así subir todavía más su ego, si quedamos para tomar unas cervezas le podría decir lo magnífica que es la foto de la portada y lo que destaca con el color naranja y si nos encontramos, por casualidad, algun día paseando por la ciudad le podré decir aquello de... "Podemos estar contentos" y felicitarle por su primer libro y por su quehacer y criticarle algunas historias y alabarle algunas otras e invitarle a esa cerveza, siempre que pague él.


Si quereis saber más sobre este libro entrar en www.albertllado.com. No es un betseller pero creo que tampoco era la intención y por contra os encontrareis con una recopilación de historias varias, rápidas, concisas y con cierto parecido a la realidad de algunos mortales.


P.D. El compromiso se esfumó una vez saltado el prólogo.

1 comentario:

Albert Lladó dijo...

Gracias, primita.

Invitaré a la cerveza prometida.