viernes, agosto 04, 2006

Locura de un viernes

Un viernes más sentada delante de la máquina dejando pasar las horas.

Me pierdo en el infinito y el ruido de la silla del vecino de arriba me devuelve a la realidad de esta habitación repleta de recuerdos, de discos, de papeles olvidados, de restos de ilusiones abandonadas y de otras tantas asomando para ser las elegidas.

Vuelvo a recobrar la locura perdida meses atrás pero ahora vengo influenciada por los cuerdos que me han enseñado el mundo real, los problemas, las miserias, las envidias y todos esos sentimientos negativos a los que se somenten diariamente.

Me han arrebatado aquellas fantasías con las que yo soñaba despierta, las ilusiones de cambiar las cosas, las historias que contaba algun loco por les Rambles de Barcelona, me han hecho desprenderme de la la inocencia que guardaba en mi baúl de cristal alegando que he de madurar.

Y que es madurar?

Amargarte la vida con un sueldo que no llega para pagar la hipoteca, el seguro del coche, la ropa de marca comprada en las rebajas sin que se enteren tus semejantes por el que pensarán(si es que son aficionados a tal actividad), los viajes al Caribe o a los lugares de moda en este momento, las largas esperas para entrar en el local más kitsch de la ciudad para mirar a tu entorno y criticar a aquel porque lleva una nueva novia, a aquella porque los zapatos no hacen juego con las luces y al de mas allá porque intenta ligar con una niña pechugona que le permite tocar el culo con el único objetivo a que le invite a una copa.

Formar una familia fictícia con el marido, la mujer y los respectivos amantes que aportan a la unidad familiar lo que escasea en el núcleo. Engendrar una descendecia para ser criada por terceros pensando que es lo mejor para el desarrollo de esa criatura que no pidió venir al mundo pero alguien se empeñó y se encargará de seguir los pasos y pagar las deudas y heredar muchos de los errores de sus antecesores.

Y si ahora digo que disfruto con mi trabajo me responden que no soy consciente de la suerte que tengo pero con esa mierda de sueldo no puedo seguir.
Y si les digo que no quiero hipotecas me responden que no puedo vivir así siempre.
Y si no me importa tener pareja estable me dicen que no conozco la felicidad.
Y si fantaseo con mi presente se horrorizan al imaginar el futuro que me espera.
Y si cojo un avión sin billete de vuelta me llaman inconsciente.
Y si pierdo las horas mirando al infinito me dicen que empiece a pensar en cosas serias.
Y si me junto con ese personaje de cómic que me aporta energía dicen que es mala influencia para mi.

Y juntos nos reimos y los miramos y a su salud brindamos por todo lo que poseen y los gastos acumulados pero aún no ha llegado el momento de empezar a ser, unos amargados.

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