martes, julio 17, 2007

Números

El ser humano se ve simplificado a un simple número.

No importa el sexo, ni la raza, ni los estudios, ni la ideología, ni el status que ocupas en la sociedad.

No importa ser gordo o flaco, estar bueno o ser un petardo, hablar cinco idiomas o maltratar al diccionario.

Todos, absolutamente todos, vivimos sometidos a un puto número que alguien, ya numerado, nos ha asignado.

Y llevamos la carga del número del DNI, de la seguridad social, del lugar donde vivimos, la matricula del coche, de la moto y falta poco para el de la bicicleta.

Número de teléfono fijo, de móvil, de la extensión de la oficina en la que nunca estás solo por no fichar la tarjetita en la que encuestras otro número identificador con tu estupida cara.

Número en el videoclub, en la pesacadería, en la cola de correos, número para crear este blog, número de zapatos, de pantalón, las camisetas ahora nos engañan con los números romanos modificados para las tallas.

Número en la libreta del banco, número en la tarjeta de plástico que te promete aquello que no tienes y tampoco en un futuro obtarás.

Número en la nómina, en la entrada para el concierto, en la taquilla del gimnasio donde te mangan siempre las chanclas con su propio número.

Número para subir al tren, para volar (ahora que pasen del 29 al 54... No, perdone, su número aun no puede embarcar) a otro destino donde te exigen el número del pasaporte, del hotel y de los días que te vas a quedar.

Números, números, números... Vivimos plagados de números!!!

Y porque nos vemos rebajados a estos putos números???

Yo no quiero ser un número!

Yo quiero ser YO!

Sin números, sin fechas, sin nada de nada que irrumpa mi esencia.

Muerte a los números, gritaron los de letras...

Y a quien no le guste... Que le den un número para que se entretenga!

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿echamos un bingo? :o)

¡mujerzuelaaaaaaaaaa!